« Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias” John Locke.

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lunes, 25 de julio de 2011

Fuera máscaras

Hace unos días me pongo a leer (por internet) los periódicos tradicionales y me encuentro con que las noticias mas leídas son: En elmundo.es “publican un libro de fotos de chicas que se masturban” la segunda noticia mas leída es que Paula Vázquez quiere demandar a Intouch. En elpais.es mejoramos ligeramente con la noticia de Camps que deja la generalitat como mas leída seguida de una sobre el tour de Francia. En lemonde.fr  l’affaire Banon (un derivado sórdido de las acusaciones a DSK) acapara la atención, seguido de una articulo a fondo sobre el miedo que tienen las adultos de los adolescentes.


Entonces decido dejar los periódicos y navegar un poco por mis blogs favoritos, y ahí me encuentro noticias como la caída libre del dólar, como los bancos estadounidenses se hace de oro con la crisis, el despertar de las conciencias, los objetivos civiles de los bombardeos de la OTAN  en Libia(comentado por periodistas independientes in situ), la verdad o por lo menos otra versión mucho mas verosímil sobre los atentados del 11/9 y 11/3, la contaminación de los cielos, agua y fertilizantes,  etc. Y claro yo me pregunto: parece como si estuviera viviendo en dos mundos distintos, dos polos opuestos, uno que representa todavía la gran mayoría y otro, cada vez mas creciente pero todavía tachado de revolucionario, hierbas, marginal, y demás adjetivos obsoletos por algunos, pero que revela unos hechos escalofriantes y opciones alternativas al consumo de información tradicional. Entonces la pregunta seria ¿cual es la buena información, la real? Mucha gente sin dudarlo diría “hombre la que sigue la mayoría” porque para ellos todavía la opinión publica representa la verdad indiscutible. Personalmente la primera reflexión que me hago es que tengo la oportunidad de elegir, eso es bueno, la segunda es que aunque sea la única persona en la faz de la tierra que tenga una opinión distinta, por lo menos es la mía, y la tercera es que si me gustara la versión oficial porque me ofrece un mundo justo, equilibrado y respetuoso que además se puede apreciar a diario por las calles de cualquier ciudad o campo, me acogería a ella, pero como no es el caso, a ver que otras alternativas tengo. Y ahí esta, ni las fotos de masturbación, ni la Paula Vázquez, ni el Camps, ni el tour de Francia y menos DSK pueden borrar de mi memoria las victimas de la guerra, los venenos del medio ambiente, la desesperación de los jóvenes o el amor incondicional que brota de muy pero que muy adentro de mi ser pero que escasas veces pueda sentir.

Como dijo Michael Ellner “todo esta al revés, los médicos destruyen la salud, los abogados destruyen la justicia, las universidades destruyen el conocimiento, los gobiernos destruyen la libertad, los medios de comunicación destruyen la información, la religión destruye la espiritualidad. ¿Pero por qué han cuajado estos conceptos?, simplemente porque nadie o muy pocos  se opusieron a ello. ¿Y por qué? Porque hemos dado la prioridad a la adaptación social sobre el conocimiento individual. El hombre es por naturaleza un animal social, necesita la comunicación, el contacto, un entorno con semejantes para desarrollarse pero, esta necesidad se ha llevado a extremos muy peligrosos porque ha sido en el detrimento de su propio juicio, análisis y esencia. Ya no somos animales sociales, sino productos de la sociedad. La capacidad de adaptación es fundamental pero no a cualquier precio, adaptarse no significa cegarse y menos perder nuestra conciencia. 
Es como si nos (preferiría no nombrarlos) hubieran quitado toda nuestra esencia para decir “a partir de ahora eres ese trabajador, o ese padre/madre, o ese hijo/ja.  Tú ya no eres tú, eres la mirada de los demás y los demás son tu ejemplo”. En realidad no nos conocemos, solo conocemos la imagen de nosotros que se refleja en el espejo de la sociedad, es decir una posición, una educación, una cultura y todo esto regado con una buena dosis de ego. Lógicamente después de tantas capas es difícil ver detrás de esto quienes somos realmente y no culpo a nadie quien no este interesado en averiguarlo porque la sociedad se ha encargado desde hace milenios en llenarnos la cabeza con identificaciones de todo tipo que resulta francamente difícil deshacernos de ello como parte integrante de la humanidad para volver a conectar con nuestra esencia.

No obstante cuando todo se va a pique, cuando los conocimientos adquiridos se desmoronan, cuando lo que creíamos solido se cae, cuando perdemos lo que ocupaba el centro de nuestros pensamientos,  es cuando  por fin surge la conciencia, la esencia del ser. Se cae el maquillaje, se apagan las luces, se retira el decorado, se va el publico y ahí en la oscuridad descubrimos que no estamos solos, que no hay nada que temer y que nuestra propia luz nos llena mucho mas que cualquier función.

Con esta metáfora quiero decir a los que están perdiendo todo, su empleo, posición social, separación familiar, esperanzas o simplemente ilusión que no hace falta llenarse la cabeza con imágenes fútiles, sueños materiales o mezquindades políticas expuesto en los medios de comunicación para encontrar un respiro, simplemente con sentir su respiración, su corazón latir y conectar con su conciencia aunque sea por unos segundos pueden encontrar mucho mas paz que en cualquier divertimento exterior.  Seremos animales mejor adaptados socialmente si supiéramos recargar nuestras baterías internas pero para ello tenemos que de vez en cuando colgar nuestro traje de identificación social y despójanos de cualquier estimulo prefabricado para reencontrarnos con la única verdad: Nosotros.

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