« Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias” John Locke.

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miércoles, 29 de junio de 2011

Gregg Braden - The Science of Miracles (1 of 6)

Aquí he puesto solo el primer vídeo, para los que quieran ver el resto, los encontrará en Youtube.

Una muy buena explicación de la ley de la atracción, o mejor dicho de la ley de la creación con pruebas científicas, recomendaciones de como "sentir" y no "pedir". Aquí Gregg Braden explica como esta ley donde todos somos creadores de nuestra vida y del mundo que nos rodea funciona desde un punto de vista emocional y no cerebral porque la energía que nos conecta al "campo" (field) parte de nuestra esencia pura sin interferencias de la personalidad/ego. Los experimentos llevados a cabo a nivel colectivo son realmente sorprendentes y una prueba de que todos y cada uno de nosotros tenemos la capacidad de cambiar este mundo si es lo que sentimos.
Para los que todavía dudan de esta capacidad, pueden hacer el experimento con arroz cocido: Coger arroz cocido y meterlo en dos frascos distintos bien cerrados. En uno poner la etiqueta AMOR y concentrarse sobre el frasco con pensamientos y sentimientos de amor fuerte, y en el otro frasco poner ODIO en pensar y sentir en el odio cuando está encima del frasco (recomiendo hacerlo con niños que son puros y menos condicionados). Dejar los dos frascos en un lugar y al cabo de un tiempo vera como la fermentación del arroz es radicalmente distinta para el frasco del amor y del odio.
El campo de energía que emana de nuestros sentimientos diarios es la tecnología o herramienta más poderosa del universo.

martes, 28 de junio de 2011

De la crisis psicológica colectiva hacia un mundo transpersonal

Por si fuera poco con lo que ocurre alrededor, yo voy a añadir aquí otra crisis, e incluso diría la más importante, que es la crisis psicológica al que se enfrenta el genero humano. Pero, ya a modo de introducción, me anticipare diciendo que esta crisis no solo es necesaria pero que además es la primera señal hacia un cambio de conciencia por venir.
La enfermedad más grave al que se enfrenta la humanidad, da igual la cultura, religión, raza o incluso edad, es una enfermedad de índole psicológico. Es más, es la raíz de la mayoría de las enfermedades físicas porque como ya lo explique en otros artículos y la ciencia lo esta demostrando, la energía de la psique es la que afecta a los órganos físicos como un todo conectado. ¿Pero de que enfermedad psicológica estamos hablando? ¡De un conflicto existencial! El hombre no puede vivir plenamente una vida sin sentido, pero desgraciadamente, nuestra sociedad de hoy ha eliminado por completo todos los elementos inherentes a esta búsqueda espiritual a favor de valores exclusivamente materialistas que, hasta hoy no solo no han aportado felicidad pero además, han alejado al hombre de la fuente de la búsqueda. 
Hay cada vez más problemas psicológicos en nuestra sociedad, el estrés, la angustia, el miedo, la falta de confianza en sí mismo y de auto-realización, la desconfianza, el individualismo egocéntrico, etc. son tantos conflictos psicológicos arraigados en la forma de vida actual ¿por qué? Simplemente porque nuestra forma de vida es antinatural. Todos estos síntomas se derivan exclusivamente de la situación social que condicionan nuestra psique, porque nuestra verdadera naturaleza es divina, no obstante el proceso de nacer nos separa de esta fuente original y además las condiciones coercitivas de la cultura actual no nos permiten revivir esta conexión. Los valores inculcados, el trabajo, la competitividad, la ciencia reduccionista, los mecanismos socio-económico-políticos e incluso la religión con sus dogmas han sido todos los culpables voluntariamente o involuntariamente de querer alejar al hombre de su verdadera esencia natural representándolo como una maquina superior al resto de la naturaleza. Al alejar al hombre de su vida espiritual (no en el sentido religioso sino de la esencia del ser), lo que se ha creado es un verdadero conflicto humano más que personal, tal y como muchas psicologías nos quieran hacer creer, llegando a provocar un chaos psicológico colectivo.
 Lo que está en crisis es el arquetipo del “self” tal y como lo describe Carl Jung es decir lo que representa la integración total del individuo, la inclinación hacia el autoconocimiento, el equilibrio interno y la armonía entre los aspectos consciente e inconsciente del hombre. La gran culpable de este proceso ha sido la prioridad que hemos dado a la adaptación social en detrimento de la intromisión y del conocimiento de sí mismo.
“A menos que la humanidad pueda unir la ciencia de occidente y la sabiduría de oriente, nos encontraremos frente un gravísimo conflicto que nos sumirá en una insalvable crisis análoga a las padecidas en las guerras mundiales del siglo XX” George Gurdjieff (1949) fundador del cuarto camino sabia de que hablaba cuando decía que cada persona percibe las cosas desde una perspectiva totalmente subjetiva y que el hombre está en su mayoría en un estado adormilado de autómata inconsciente pero que uno puede “despertarse” para pensar desde otro nivel de consciencia más cercano a su verdadera naturaleza.

La primera buena noticia es que, como nos enseñaron los grandes psicólogos de la corriente humanista (Abraham Maslow): el ser humano es de naturaleza intrínsecamente buena y con tendencia innata a la autorrealización. La naturaleza de la que este ser humano forma parte, expresa una sabiduría mayor. No hay que perder jamás de vista este concepto tan alejado de los condicionamientos inculcados por la sociedad y religión que nos representan como seres violentos, llenos de pecados y atraídos por el mal. Y más adelante está la “cuarta fuerza” (después del conductismo, la psicoanálisis y humanista) que es la psicología transpersonal (Stanislav Grof) que consiste en transcender el sentido de si mismo (el cuerpo y la mente) para identificarse con una consciencia mayor.
Por lo tanto la solución es despojarse de condicionamiento y poder volver a descubrir su verdadera naturaleza para vivir sin miedo.
De ahí la segunda buena noticia: Esta crisis existencial ha empujado a cada vez un mayor numero de personas a replantearse los valores materialistas ofrecidos por la sociedad para buscar en su interior otra fuente de realización, buscar otras respuestas más cercanas a la naturaleza humana (y no solo humana), transcender su ego para encontrar alternativas integradoras y holísticas. Esas personas se llaman 15M y 19J, revueltas árabes y griegas, anti-sistema e indignados, espirituales y nuevos científicos, alternativos y noéticos, pero en realidad solo son personas que se están despertando para construir el mundo de mañana desde una conciencia superior basada en el ser y no en la economía.








miércoles, 22 de junio de 2011

Es hora de romper huevos






Vale el mundo está cambiando, creo que a estas alturas ha quedado claro: La economía no se sostiene, la ciencia abraza nuevos conceptos metafísicos, la religión se debilita, el declive del neoliberalismo está ya consumado, el medio ambiente nos recuerda que si seguimos así la extinción humana es ineludible,  el clivaje entre dirigentes (de todo tipo) y el pueblo es cada vez mayor, las catástrofes naturales nos recuerdan a diario que no somos superiores a la naturaleza, y nosotros en medio de todo este desbarajuste estamos cada día más perdidos.

Brota información por todos lados, el club Bildeberg, los chemtrails, el 2012, las “vacunas asesinas”, el nuevo orden mundial, el proyecto Haarp, y Blue Beam, la manipulación de la información, de supuestos grupos terroristas y un sin fin de teorías  (y hechos demostrados) de conspiración. No voy aquí analizarlos ya que incumbe a cada uno informarse y sacar sus propias conclusiones, pero que las catástrofes sean premeditadas o naturales lo importante es nuestra actitud frente a ellas, nuestra responsabilidad como ciudadanos, como familia, como ser humano para enfrentarnos al cambio y el mundo que queramos construir. 

¿Queremos ser gobernados o responsable de nuestra comunidad? ¿Queremos estrés, o plenitud? ¿Queremos polución o arboles y pájaros? ¿Queremos pensar desde el miedo del Ego o desde el amor de nuestra esencia? ¿Pero claro, como en una jornada de 12h donde hay que trabajar para sobrevivir porque así nos educaron, así funciona el sistema y por mucho que se tambalee todavía es nuestro pan de cada día, podemos encontrar el tiempo de nada más y nada menos “cambiar el mundo”? Muchos pensarán “si todo esto es muy bonito, yo también lo quiero, pero no tengo tiempo ni de manifestar, ni de reciclar, ni de dejar de gastar, ni de luchar, y menos de meditar, en definitiva soy más un espectador del cambio que un activista”.  Ese es el gran problema que nos ocurre a todos, pensamos que si no tenemos un real espacio y dedicación para la participación mejor seguir en la rueda del día a día con la simple esperanza de que hoy será mejor que ayer y peor que mañana. 

Pero desgraciadamente si no actuamos puede que mañana sea peor que hoy, y lo dice la más optimista pero también la más convencida de que no se hacen tortillas sin romper huevos, y ahora estamos en una época de romper los huevos para que nosotros o nuestros hijos  (sí sí esto va muy rápido!!) puedan disfrutar de una tortilla rica, sana y equilibrada. En este cambio somos todos gotas de agua de un mismo océano, no hay ricos ni pobres, ni razas, ni fronteras, ni partidos políticos, solo la humanidad y como tal, todos absolutamente todos podemos aportar nuestro granito de arena.


Aquí van unos consejos sencillos:
-       No creer todo lo que dicen los grandes medios de comunicación, leer otras fuentes alternativas (gracias internet).
-       Con el conocimiento en la mano, pensar por si mismo, el espíritu critico y la capacidad de análisis son fundamentales.
-       Por muy descabellado que parezca, replantear nuestra educación, condicionamiento, sociedad y pensar que otras alternativas son posibles.
-       No poner limites en la esperanzas, lo que hoy parece una utopía puede ser la realidad de mañana.
-       Dejar de creer que solo la competitividad nos llevara al éxito, ese concepto se está debilitando por minutos.
-        Dedicar el tiempo de ocio a placeres no materiales, redescubrir la familia, la naturaleza, la risa. (un picnic en el parque con un buen libro o los hijos es más gratificante que el centro comercial).
-       Encender el ipod a diario y escuchar la música que nos inspira.
-       Procurar no comprar productos de importación, total tenemos de todo a mano.
-       Pensarse dos veces que medicamentos tomar o si vacunarse.
-       Intentar comunicarse sin sentimientos negativos, y si no es posible, mejor quedarse callado.
-       Procurar no compararse con nadie, ni el vecino, ni los famosos, ni la imagen de los medios de comunicación son un ejemplo a seguir y acercarse a ello no ha hecho a nadie más feliz.
-       Actuar, pensar y expresarse con libertad, sin tabús, sin preocupación en el “que dirán”, una época de cambio también es una época donde todo es posible.  
-       Estar preparados para aceptar nuevos paradigmas.
-       Adaptarse a los cambios tanto en nuestra vida cotidiana como mundiales.
-       Mirar la tele con responsabilidad (igual que cualquier droga).
-       Escuchar a los niños y jóvenes y dejar de imponerles nuestras doctrinas ya que no les servirá de nada dentro de 20 años.
-       … y por fin, transmitir este mensaje…

Como dice Jordi Pigem, estamos viviendo la etapa más fascinante de la historia de la humanidad, un punto de inflexión entre lo que ha sido una evolución gradual y homogénea, y ahora un salto hacia un futuro todavía desconocido.  De momento las fuerzas se intensifican, los que no quieren perder su terreno de poder se agarran a ello basándose en valores obsoletos e individualistas y los que buscan libertad se despiertan y se unen para soñar en un futuro sostenible, de cada uno de nosotros depende de que lado basculará la balanza. 

martes, 14 de junio de 2011

La gran paradoja de la sociedad de consumo

¿Que nos ofrece exactamente la sociedad de consumo? Una variedad, cantidad, oferta de productos de todo tipo. No hay cien pero miles de modelos de móviles, decenas de marcas de leche y si multiplicamos por el packaging o sus derivados ya son cientos, los perfumes ya ni se cuentan y mejor no hablamos de la ropa. Esta abundancia podría parecer atractiva a la mayoría de nosotros y más todavía a los desfavorecidos. Nos permite diferenciarnos, elegir, crear un juicio personal, desarrollar un espíritu critico, una responsabilidad a la hora de decidir que producto adquirir, la toma de decisión es positiva para el desarrollo de la personalidad, nos permite mejorar tanto en la producción como en la calidad de los productos, y por fin y lo más destacable: disfrutar tanto del momento de compra como del producto en sí. Pero todo esto es la mayor engaña de la humanidad porque la realidad es muy distinta y perniciosa:


La Diferenciación sería la primera mentira. Como lo comenta Ana Carrasco Rosa en “La sociedad de consumo: origen y características": “a las personas les gustan diferenciarse…Los sujetos cada vez están menos dispuestos a consumir productos estándares y es que, en realidad, se estaba pasando de un consumo en masa (consumismo) a un consumo diversificado (prosumerismo). Esto supone la aparición de la planificación de la obsolescencia del consumo, donde los productos no quedan obsoletos porque pierdan su valor funcional, sino porque dejan de ser “atractivos”. ¿Pero quien marca la atracción de un producto? Las tendencias, las modas, los famosos como ejemplos, los vecinos como imitación, los medios de comunicación. En realidad nada que tenga que ver realmente con nuestro propio gusto o personalidad, sino con una imagen que queremos seguir, representar, una etiqueta en constante cambio para crear un constante consumo, no se trata de diferenciarse sino más bien el contrario: de identificarse y que nos identifiquen!

La Elección es el segundo engaño (no por orden de importancia) porque lejos de crear un proceso mental basado en el desarrollo intelectual, al contrario lo primero que provoca es una parálisis ante el abanico de posibilidades. Pero una vez tomada la decisión, es decir que hayamos elegido, crea irremediablemente insatisfacción. ¿Por qué? me preguntaran algunos. Pues simplemente porque más opciones tengamos, más decepción provocará. Cuando hay muchas alternativas, inevitablemente provoca la duda y esa nos lleva a imaginar que se podía haber hecho una elección mejor y nos induce a lamentar la elección tomada y este lamento sustrae satisfacción, aunque fuese la mejor decisión. Pero no solo esto, sino que además, al tomar esa decisión no se aprovecha de ella como debería porque pensamos en todas las demás cosas que hemos tenido que dejar de hacer por elegir esta. ¿Nunca os ha pasado tener varias propuestas para pasar el sábado por la noche?, una invitación en casa de amigos, ir al cine con tu madre, quedarte en casa con una buena peli, o cenar fuera con la familia. Pues decidas lo que decidas jamás aprovecharas al 100% sabiendo lo que has tenido que dejar atrás.

Y por fin, como lo describe muy bien Barry Schwartz en “The paradox of choice”, crea una “escala de expectativas”, es decir que cuando hay pocas opciones las expectativas son más bajas pero en cuanto crecen las ofertas, junto crecen las expectativas. A partir de ahí crea en nosotros un proceso inconsciente comparativo entre lo que se tiene y la expectativa, la decepción es entonces inevitable porque la adquisición no es proporcional a la expectativa que ha creado la oferta. Como está demostrado en psicología el secreto de la felicidad está en una baja expectativa, pero lo que ha creado la sociedad de consumo ha sido nada más y nada menos que subir las expectativas de los consumidores a niveles de casi perfección y claro como ningún producto es perfecto (eso también está hecho con propósito), el disfrute se reduce a decepción.
 El tercer peligro es la Responsabilidad. Cuando hay solo una opción y esa nos decepciona, ¿quién es responsable? El mundo quien no creo más opciones. Pero si hay miles de opciones, la responsabilidad recae en nosotros porque somos los que han tomado la elección errónea, porque con tanto posibilidad de elección no hay excusa para fallar! Provoca consecuentemente una falta de autoestima (uno de los mayores problemas psicológico de nuestros tiempo), o incluso depresión. ¿Pero que pasa con el mundo en vía de desarrollo, o los desfavorecidos? ellos si que tienen pocas opciones de elección pero al estar en contacto con el mundo desarrollado y tener la oportunidad de ver el escaparate de la sociedad de consumo porque la mundialización de la comunicación es una obviedad, crea automáticamente una comparación entre estos dos mundos y provoca infelicidad, envidia. En resumidas cuentas: Hoy en día todos pueden comparar lo que tiene con lo que tiene el vecino y él que tiene demasiadas opciones está decepcionado lo que provoca una falta de ilusión pero el que tiene poco que elegir sentirá envidia y falta al desear acceder a Todas las ofertas.  

El cuarto daño es respecto a la mejora de la producción. Pensamos que gracias a la competencia y esa diversidad de ofertas empuja a las empresas a superarse y siempre buscar el progreso pero, la realidad es muy distinta. Lo que buscan las empresas y sobre todo multinacionales es más consumo, y eso es muy distinto del avance tecnológico o de calidad. No se saca al mercado el último producto, sino que se comercializa siempre el penúltimo producto, el último está ya creado para ser sacado al mercado en el momento oportuno para provocar más ventas. En realidad lo que compramos son producto obligatoriamente de escasa duración para que inevitablemente compremos el siguiente. Las consecuencias son enormes: Un mundo insostenible donde aumenta constantemente la extracción de recursos naturales para la producción pero también donde los desechos se amontonan en los vertederos. Ya no se repara, se tira; no se arregla, se compra otro; no se recicla (o muy poquito) se contamina. Va totalmente en contra de un modelo ambientalista hasta tal punto que amenaza seriamente la capacidad de generación de la naturaleza y a nosotros como parte de ella.

Y por fin el quinto fraude es respecto al Disfrute, o la felicidad de adquisición como nos lo quieren hacer creer. Como comente en el artículo “Estar en la corriente” estamos subidos en un tren desbocado: el tren del deseo. Una vez adquirido un producto se vuelve “normal”, parte de nuestra vida y enseguida otro deseo viene a sustituir al anterior y nos convierte en verdaderos esclavos, drogadictos al deseo, porque sobre estas bases se retroactiva la sociedad de consumo y particularmente la gran mentira publicitaria de una pseudo-necesidad.

 El consumismo y con ello toda la sociedad industrializada han pasado unos limites donde lo que podía haber sido una oferta creativa, se ha convertido en una acumulación perniciosa, lo que podía haber sido un desarrollo tecnológico se ha convertido en un derroche medioambiental , lo que podía haber sido una fuente de disfrute se ha convertido en una frustración y desencadenado mucha infelicidad donde tanto el valor del producto como los valores básicos han quedado excluidos a favor de la apropiación y del estrés.

jueves, 9 de junio de 2011

Ciencia y espiritualidad: Es hora de unirles

Casi todos conocemos este trozo de historia cuando la ciencia se separo de la espiritualidad hasta convertirse en su verdadero antagonismo. Todo empezó en el siglo XVII con Descartes para definitivamente imponerse con Newton y con un buen empujón de la iglesia que se aseguro el monopolio de la espiritualidad ya nada más se podía hacer. No obstante, las cosas empezaron a cambiar en el siglo XX con los descubrimientos cuánticos y hoy en día es una realidad demostrada aunque todavía poco aceptada para la mayoría: El átomo y el espíritu parten de la misma fuente.

El problema es que el extremismo cultural que se ha ejercitado tanto en el ámbito de la ciencia con un análisis exclusivamente material, como en la espiritualidad con unas doctrinas religiosas poco abiertas a la conciencia individual, no ha favorecido su acercamiento. Pero si abrimos el campo de investigación de la materia a la energía y eliminamos los dogmas religiosos para volver al misticismo ancestral, ¿con que nos encontramos? La conciencia holística! OJO No la consciencia (con “s”) que se refiere a la capacidad de razonar, pensar, tener el sentido de nosotros y lo que nos rodea y se pierde cuando estamos inconscientes, aquí estoy hablando de un concepto muy superior, se trata del conocimiento que uno tiene de si mismo como Ser superior. Lo que en ingles sería Awakening a no confundir con conscience.

Para entrar un poco más en detalles resaltaría que desde que se empezó a estudiar el mundo atómico se descubrió que el comportamiento de las partículas elementales de un átomo no responde a la mecánica clásica y es imposible de medir en un cuadro espacio/tiempo, es lo que se llama el “principio de incertidumbre”, porque quien colapsa la onda de posibilidades es el observador, en otras palabras, la conciencia. Simplificándolo sería algo como: todo el universo está formado de átomos y los átomos están formados por campos de energía y esos campos solo se materializan con la presencia de un espíritu, sin este, se queda en energía y no existe el mundo "real" tal y como lo concebimos. Entonces si el mundo material solo pasa por la conciencia para existir, el determinismo newtoniano solo puede explicar una infinita parte y omite la fuente creadora de la realidad existencial: La con-ciencia o el conocimiento compartido, es decir la Unidad.

La gran búsqueda espiritual en su terminología filosófica ha sido en torno al sentido de la vida y más precisamente a “¿quienes somos?”. En su sentido más religioso se refiere a la liberación del alma dominada por lo material. En cualquier caso, la búsqueda de trascender los limites del espíritu como una limitación de la consciencia (ahora sí con “S”) es presente en absolutamente todas las creencias y me atrevería incluso a decir que inherente al ser humano. Pero que casualidad que sea la ciencia quien nos de la respuesta a lo que llevan diciendo desde hace miles de años las grandes corrientes espirituales: “Somos una conciencia que ha construido una maquina para poder experimentar el mundo”. Detrás de la personalidad/ego/materia/individualidad se esconde una realidad muy superior y creadora de todo lo anterior: Una conciencia/energía/unidad. Y efectivamente, la liberación del alma (preferiría decir del Yo) pasa por trascender la materia igual que la trascienden nuestros átomos, y volver a la fuente creadora de la existencia.  El camino espiritual pasa por el salto cuántico.
De hecho, hoy en día, las mayores enseñanzas espirituales ya no provienen de los gurús religioso, sino de los grandes científicos en varios ámbitos: Bruce Lipton, biólogo y precursor de la epigenetica  - Amit Goswami, Fisico nuclear - Edgar Mitchell, Astronauta – Fred Wolf, Fisico – John McMurtry, filósofo – Gabor Maté, físico – Richard Wilkinson, sociólogo – Robert Anton Wilson, psicólogo, para citar solo algunos.

P.D: Con este articulo no tengo la pretensión de volver a casar la ciencia con la espiritualidad porque mi convencimiento es que este matrimonio solo se hará de manera personal y experimental, pero solo pretendo difundir lo que gran parte de estos científicos intentan explicarnos como un nuevo y revolucionario concepto que puede ser el punto de partida del gran cambio que se avecina: El salto evolutivo de la humanidad. 

martes, 7 de junio de 2011

No confundir Felicidad con Contexto


  Empezare este articulo contando un pequeño cuento personal: El otro día mi hija mayor me enseña un Citroën C3 igual que el que teníamos y me dice con nostalgia en la voz “Te acuerdas cuando teníamos este coche (ahora no tenemos coche), lo bien que lo pasábamos escuchando música, cantando, ahí todos juntos…. Que buenos momentos, echo de menos a nuestro coche… y eso que olía mal y estaba sucio, pero da igual, me encantaba”. Claro lo recuerdo también como momentos muy agradables pero me paro a pensar ¿que tenia este coche? La verdad es que no tenia nada, siempre estaba sucio, olía a vomito de mi hija pequeña, era bastante pequeño, y al final solo era un coche, eso no puede ser una fuente de felicidad… Entonces analizo más la situación y llego a la conclusión (que no deje de explicar a mi hija con todo lujo de detalles) que no es el coche que nos dio momentos felices sino era el hecho de estar los cuatro juntos, escuchar la música que nos gusta, emprender el viaje a las vacaciones, ver paisajes bonitos, etc. Pero como estos momento ocurrían a veces en el coche, ella asocio el coche, el contenedor con la felicidad, en otras palabras hizo una asociación de pensamientos.

Este tipo de “transposición” es muy frecuente en la mente humana y nos induce a muchos errores de los cuales no somos conscientes. Mi hija pensó que si volviéramos a tener el coche, volviéramos a tener estos momentos felices, entonces lamenta su perdida y crea un sentimiento de tristeza. En muchas ocasiones se confunde el momento alegre con el aspecto material que lo rodea y como lo material va y viene nos pasamos el día echándolo de menos. Yo intente explicarle que hemos tenido muchos otros momento felices como estos sin estar en el coche y que podemos volver a tenerlos en cualquier momento, en este preciso instante si nos lo proponemos, el coche no es la fuente.
Esta asociación de sentimientos ocurre a diario. Por ejemplo cuando nos deja nuestra pareja con quien hemos tenido momentos muy felices, nos entra esta sensación de que nunca más vamos a encontrar la felicidad porque se ha ido con esa persona. Incluso cuando volvemos de vacaciones a veces tenemos la sensación de que hemos dejado la alegría en el aeropuerto de regreso. Al parecer, en la mente humana, la felicidad solo se puede asociar con elementos exteriores y en cuanto este elemento se va, nuestra alegría también.
 La cosa se pone mucho más preocupante todavía cuando asociamos felicidad con estándares de masa, y que ni se aproximan con nuestros propios gustos, pero los hemos asimilados como tal sin realmente planteárnoslo. Podría dar mil ejemplos pero solo para citar algunos: El Mac Donald está asociado en la mente sobre todo de los niños como un lugar de alegría porque así se han inculcado y si lo miramos detenidamente a muy pocos les gusta realmente la comida. Para seguir con ejemplos de niños, y supongo que nos pasa a muchas madres, a mi hija pequeña le encanta de ir de compras, y no me pide comprar nada, eso no le interesa, pero asocia hacer la compra con pasar un momento a solas conmigo donde tendrá toda mi atención. Eso creará en su mente que hacer la compra es agradable cuando en realidad lo que le gusta es estar conmigo, la compra le da absolutamente igual. Otro ejemplo muy significativo son los viajes organizados. No me puedo creer que descubrir 5 ciudades europeas en 5 días desde la ventana de un autobús, de una tienda de souvenir a otra, corriendo y volviendo al trabajo más cansado que cuando nos hemos ido, sea realmente una fuente de placer y se quede como momentos felices. No obstante, mucha gente se sigue apuntando y no solo por su precio barato, sino porque su placer será en enseñar las fotos a sus amigos o tener más sellos posibles en el pasaporte. En definitiva ¿lo hacen para ellos, o para la galería? ¿Es realmente lo que les gusta o simplemente porque queda mejor en el trabajo que decir que hemos ido a Torrevieja para las vacaciones?. Pensémoslo un momento, ¿cuantas cosas hacemos porque es sin duda una fuente de felicidad real y personal, o una costumbre social que hemos ido asociando con la felicidad a lo largo del tiempo?

No obstante confío que ha estas alturas todos sabemos que la felicidad es una bolsa inagotable que llevamos encima siempre, nos acompaña a todas partes y jamás se separa de nosotros. El problema es que no lo vemos, somos como el caracol que se cansa y cansa buscando una casita cuando en realidad la tiene encima pero sus ojos no la alcanzan. Entonces, para subsanar esta falta la trasladamos en elementos exteriores que si podemos ver, nombrar y materializar. Pero dejemos de engañarnos, no nos gustan los Mc Nuggets, ni los viajes relámpagos, ni los centros comerciales el domingo, ni el super (o viejo) coche, ni el souvenir que se pudre en un cajón, lo que si nos hace feliz es ver la sonrisa de nuestros hijos, la apuesta de sol (en cualquier playa), estar con nuestra familia, escuchar música, reírnos,… en cualquier lugar, en cualquier situación mientras estemos conectados con El Momento.